DOS NOTICIAS SOBRE MARMOLEJO EN LOS AÑOS DORADOS DE SU BALNEARIO

Por: Manuel Perales Solís

Fecha de publicación:  3 de junio de 2025.

Repasando la prensa histórica de los últimos años del XIX, he hallado dos perlas periodísticas que recogían el ambiente existente en Marmolejo durante los años de mayor afluencia de agüistas buscando beneficiarse de las “bondades”, reiteradamente predicadas a los cuatro vientos en multitud de diarios de tirada nacional y regional, sobre las aguas que afloraban, y aún lo siguen haciendo, en el álveo del Guadalquivir.

La primera crónica titulada “Marmolejo”,  salió publicada en el “Noticiero Sevillano” del día 18 de septiembre de 1894, firmada por el corresponsal Manuel Cordero. La segunda, “Notas de viaje”, apareció un año después, el trece de mayo, en el número 5499 del “Correo” de Madrid, firmada por el prestigioso periodista, economista, y político liberal regeneracionista, Franscisco Rivas Moreno.

Hacía más de una década que Eduardo León y Llerena había invertido parte de su patrimonio, y el de su conyuge Luisa Serrano, en adquirir la propiedad de los manantiales y de varias hectáreas de terreno en su entorno, para impulsar de forma potente la explotación de las predicadas virtudes salutíferas que se le reconocían, desde tiempo inmemorial, a las aguas que fluían en la orilla del río. Y lo va a hacer aplicando nuevos métodos de empresa que aunando inversión y marketing conseguirán convencer a las élites del país,  más acostumbradas al descanso veraniego en otros lugares de la geografía hispana de clima más benigno, de la necesidad de venir  también a Marmolejo, un humilde rincón junto a Sierra Morena, hasta entonces desconocido, donde podrían remediar su salud y fortalecer, en un escenario adecuado y relajado, sus relaciones sociales, ambiciones políticas y expectativas de negocio. Ayudaron mucho, en esa dirección los “Viajes de Blanco y Negro”, reportaje gráfico de bellas ilustraciones dedicado al balneario de Marmolejo, publicado en octubre de 1894, en la revista que fundara su sobrino político, Torcuato Luca de Tena, casado con Esperanza García de Torres, hija de su hermana Pilar.

 Pero no sólo fueron las élites burguesas y aristocráticas quienes buscaron ansiosamente mejorar sus dolencias estomacales, de higado o riñón, sino que la fama de Marmolejo atrajo, igualmente, a un sin fin de personas humildes, con escasos recursos, de distintos lugares del país, que solicitaron ayudas económicas a ayuntamientos y diputaciones provinciales, anhelando poder aliviar sus dolencias con la toma de tan salutíferas aguas. Son prolíficas las noticias que encontramos en la prensa de la época y boletines oficiales de las que destaco dos: la aparecida en “El Noticiero Sevillano” del cinco de abril de 1894, daba cuenta del fallecimiento repentino en el Mercado Público de Dos Hermanas (Sevilla) de un joven obrero conocido por “El Hallado” que se disponía con el producto de las limosnas a tomar las aguas medicinales. O esa otra resolución publicada por el Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres en la que se aprobaba una instancia para que la joven huérfana Justa Elvira pudiese marchar a tomar las aguas de Marmolejo.

Realmente parecía difícil la empresa iniciada en 1883, pero finalmente la villa se convierte en una estación balnearia de referencia, gracias a que sus temporadas de baños y toma de aguas, se hicieron coincidir con las estaciones de primavera y el otoño, meses donde el clima y las temperaturas del valle bético, eran especialmente benignas y agradables.

   Apoyado en su amplia red de influencias en el mundo de la política, tanto del ámbito liberal en el que milita, como en algunos “amigos políticos” conservadores, León y Llerena despliega una copiosa propaganda del Balneario en diarios de distinto signo político, incluida la prensa de contenido económico, haciendo llegar los logros de su empresa a los más recónditos lugares de la geografía patria. Cuenta también para ello con el apoyo, a nivel local, de los liberales marmolejeños liderados, desde 1895, por el alcalde Lorenzo Romero García del Prado y con la enorme influencia  que ejerce sobre las élites políticas y económicas, el prócer liberal Francisco Serrano Domínguez, tio carnal de su esposa Luisa Serrano, y “padre político” de León y Llerena desde los años de la Revolución de 1868.

No en vano dos de los proyectos más importantes de finales del siglo para Marmolejo, lo fueron la construcción de la carretera de Cardeña que contemplaba el puente sobre el Yeguas y la definitiva reconstrucción del existente sobre el Guadalquivir, así como el proyecto de carretera desde Pilar de Moya a Marmolejo, pasando por Arjonilla, con la restauración del puente sobre el Salado, que mejoraba el acceso a la estación de ferrocarril, donde desembarcaban, a diario, auténticas  riadas de agüistas, no  cabe duda de que contaron desde su cuna con el impulso del “general Serrano”.  Decían las malas lenguas que en ambas obras tuvo un especial interés el llamado  “general bonito” pues se procuraba un mejor  acceso a su “paraíso natural” de la finca  del Socor en la serranía montoreña, y  a su Cortijo de la Torre en la campiña de Escañuela.

Al margen de estas habladurías y comentarios de salón, ambos proyectos  tuvieron un fin estratégico de primer orden para la provincia, pues facilitaron un tránsito más rápido por la campiña oeste jiennense, productora de grandes cantidades de cereales, a través de los términos municipales de Escañuela, Arjona, Arjonilla y Marmolejo, y el acceso a localidades lejanas del valle de Los Pedroches y Sierra Morena propiciando una mejor comunicación entre el valle del Guadalquivir y la Meseta Castellana a través de nuestro término municipal..

Pero volviendo a nuestros corresponsales, sobre Manuel Cordero apenas he localizado referencias biográficas, salvo que colaboró con el “Noticiero Sevillano”, y que casó en El Arahal con María de los Ángeles de Reina según una breve nota de sociedad publicada en dicho diario el día 14 de enero de 1897. Su profesión principal pudo ser la de Maestro de Primaria con destino en diferentes localidades de la provincia de Sevilla como Castilleja del Campo y Cantillana.

De nuestro segundo cronista, Francisco Rivas Moreno, tuvo un mayor recorrido en la actividad periodística  tratándose, además, de una personalidad reconocida a nivel nacional, donde destacó en otros muchos campos como la política, la economía y la defensa de los ideales regeneracionistas que afloraron en el país tras el impacto producido por el “desastre del 98” que supuso la pérdida de las últimas provincias de ultramar.

 Este manchego nacido en Miguelturra  (Ciudad Real), militó en el partido liberal de Sagasta desempeñando puestos de carácter político-administrativo en diferentes provincias del estado español. Sólo hay que dar un repaso a la Wikipedia, para ver su amplia reseña biográfica y obra producida.

Rivas Moreno echa un cable en sus “Notas de viaje”, en la que trata  del ambiente que encuentra en aquel Marmolejo de 1895, a su correligionario y  amigo León y Llerena, ensalzando la labor emprendida por el malagueño pero también, como veremos, reclamando buenos servicios municipales y la mejora de un escenario urbano más acorde con el prestigio que estaba adquiriendo la villa como estación balnearia de primer orden. Junto a ello deja caer una censura expresa a las trabas, recelos y envidias de algunas élites locales con las que Llerena ha de lidiar para consolidar una empresa que ya está dando sus frutos. No cita a esos adversarios pero he de imaginar que se estaba refiriendo a la cerrazón de determinados propietarios agrícolas y caciques afines al Partido Conservador, que veían en esta aventura, una oportunidad para la prosperidad de muchas familias humildes, como alternativa a los míseros jornales que les ofrecían por trabajar en sus fincas, circunstancia sin duda, que les supondría la pérdida de poder político,  una vez se amplie el derecho al voto con la instauración del sufragio universal masculino en 1890.

“MARMOLEJO”

“Aunque monótono y sin pizca de relieve el viaje a este pueblo, hoy de fama y renombre universal, la estancia en él y la absorción de sus salutíferas aguas, unidas a la aspiración del sano ambiente en que se baña, ambiente saturado de puro oxigeno, no viciado ni enrarecido por las mefíticas emanaciones que se desprenden de los grandes centros, sino perfumado por los campestres aromas de estos valles y de la vecina Sierra Morena, cuyas crestas se destacan sobre el fondo azul del firmamento al Oeste, Norte, y Este y cuyas vertientes derraman sus aguas sobre el Guadalquivir, que en este punto no pasa de ser un modesto riachuelo, por lo menos en esta época, hace que los días se vean discurrir con sosiego y bienestar para el que viene a recobrar la perdida salud, ó huyendo por algún tiempo del bullicio y la agitación de las capitales, en que se vive cronométricamente y donde la tranquilidad es palabra vana y sin sentido en su verdadera acepción.

Pocas son aún las familias que aquí se encuentran tomando las aguas, á pesar de haberse adelantado este año quince días la apertura de la temporada oficial; la causa de ello consiste en que habiéndose fundado un establecimiento de baños, duchas y pulverizaciones contiguo al manantial de Fuente-agria para comodidad de los concurrentes que necesiten tratamientos mixtos, se ha añadido una quincena de días a la temporada, cuya duración, en realidad, es desde principios de Septiembre hasta Junio del siguiente año, aunque otra cosa digan los prospectos.

A pesar de ser poca la animación que todavía se advierte, no deja de notarse una afluencia, en crescendo de día a día, de forasteros que van ocupando las fondas y casas de huéspedes, de que hay un buen número en esta localidad (porque el negocio deja pingües ganancias) aunque casi nunca suficientes para contener el crecido número de personas que diariamente arrojan los trenes, ansiosas  de ingerir en sus débiles estómagos estas aguas cuyas propiedades medicinales son casi idénticas a las de Spa, Vals, Orezza, Carlsbad, etc.

Anoche tuvo lugar en el Círculo de la Amistad una velada en obsequio á los forasteros, dada por el célebre ilusionista Sr. Fonseca; fue muy aplaudida su destreza por los espectadores, que en buen número ocupaban el salón. En los intermedios amenizó el espectáculo un cuarteto compuesto de violín, flauta, piano y contrabajo, formado por aficionados de esta población, que ejecutó con mucha maestría algunas obras musicales.

Sería muy de desear que se proporcionasen a los forasteros algunas más distracciones, pues cuenta este pueblo recursos para ello”.

Corresponsal, Manuel Cordero.

 “NOTAS DE VIAJES”

“Esta es la época de mayor animación en Marmolejo. El movimiento de carruajes y la extraordinaria afluencia de forasteros dan a esta población el aspecto de una capital de provincia en dias de feria.

Necesitaría media docena de cuartillas para escribir los nombres de los marqueses, condes, duques y personas notables que están tomando estas célebres aguas. Al Sr. Cánovas le mandan todos los días una cajita con media docena de botellas. También al señor Silvela, uno de los clientes más seguros de Marmolejo.

Las fondas y casas de huéspedes están completamente ocupadas. El hospedaje nada deja que desear. En los hoteles de Madrid y Los Leones se come muy bien y se encuentran cuantas comodidades desee el más exigente.

Hay casas de huéspedes que son muy favorecidas por los que tienen necesidad de tomar las aguas. En la de doña Manuela Muñoz nos sentábamos ayer á la mesa más de sesenta personas.

He visto muy buenos comercios, cinco peluquerías instaladas con bastante gusto, tres farmacias y pasan de una docena los coches buenos y malos que hacen el servicio desde la población a la fuente. No estaría de más que con alguna frecuencia mandase el gobernador de Jaén reconocer estos coches para retirar del servicio los que no reunan buenas condiciones.

Desde que realizó el Sr. León y Llerena reformas importantes en la fuente y convirtió en delicioso parque lo que era un terreno cenagoso y mal sano las aguas adquirieron gran renombre, y Marmolejo recogió beneficios sin cuento.

Estos servicios no los ha prestado el señor León y Llerena sin tener que saborear grandes amarguras, pues nunca falta en los pueblos quien sea capaz de sacarse los dos ojos por ver tuerto al vecino.

Hoy son ya muy contados los que en Marmolejo no hacen protestas de sincero y eterno agradecimiento al Sr. León y Llerena. Cuando se recorre la población y se ven las calles súcias y desempedradas hasta el extremo de no poder transitar los coches con viajeros por la más céntrica y principal, se adquiere el convencimiento de que estas pobres gentes aún no saben explotar el gran filón que la suerte les ha traido a la puerta de su casa.

Para estimar en todo lo que merece el beneficio que sus iniciativas ha dispensado a Marmolejo el Sr. León y Llerena, bastará citar el hecho de haberse triplicado, de algunos años á esta parte, el valor de la propiedad urbana.

Mucho es lo que hay ya hecho, pero no es poco lo que queda que hacer. Un tranvía desde la población á la fuente sería un negocio redondo para el que realizara tan útil pensamiento. El Hotel que hay proyectado cerca del Parque, colmaría los deseos de los aguanosos y proporcionaría grandes elementos a quien explotase este negocio.

Hoy los enfermos se aprovechan muy poco del hermoso Parque que hay al lado de la fuente, porque tienen que regresar á la población para tomar por la mañana el café o chocolate. He oido á todos los que están aquí de temporada, que poniendo un kiosko donde se sirvieran chocolates, pastas, café y otros artículos, pasarían la mañana con mucho gusto en el Parque. El encargado del kiosko podría tener periódicos, libros y cerillas. A propósito de periódicos, conviene que sepan los de mayor circulación, que es punto menos que imposible proporcionarse aquí ejemplares, y que la venta se hace siempre cometiendo el abuso de cobrar doble de su precio ordinario. El Blanco y Negro me ha costado hoy 0,25 de peseta, y 0,10 El Imparcial. No hay Liberal.

Me permito aconsejar á los que vengan a tomar las aguas que no se abonen con ningún cochero de los que hacen el servicio á la fuente, pues es la única manera de escusarse disgustos y de estar bien servido. Quedando en libertad de tomar el primer coche que se presente, todos se esfuerzan por dar gusto y se recogen los beneficios de la competencia y la emulación.

Aquí, como en los establecimientos balnearios, se cuentan por docenas los enfermos que hacen en el empleo de las aguas los mejores destinos, con objeto de aminorar los gastos, estando menos días de los que dispone el médico director. Hay enfermos que se van á las cuatro o las cinco de la mañana a tomar el agua, y si deben tomar un vaso toman dos. Indudablemente los imprudentes y los tontos tienen alguna Providencia de su parte cuando en Marmolejo no ocurren todos los días desgracias. Nada hay tan expuesto á sérios disgustos como ir a la fuente antes de las ocho ó las nueve de la mañana. El manantial está en el cáuce del Guadalquivir, y muchas gentes no se dan cuenta de que á ciertas horas no se puede ir al rio sin peligro de sufrir los terribles efectos del paludismo.

Que esta observación está más que justificada, lo demuestra el hecho de haber ordenado el médico-director en años anteriores que las aguas empezarán á tomarse á la hora que dejo indicada.

Se me ha contestado aquí por algunas personas, que no es posible conseguir de los cocheros, que hagan el servicio de distinto modo que hoy le tienen organizado; pues ahora quedan libres á las nueve de la mañana para ir á esperar los viajeros del tren correo de Madrid a Córdoba. Pero á esto, que más parece una salida de tono que un razonamiento, hay que replicar que aquí todos los servicios deben de subordinarse á las conveniencias de los enfermos, pero no á las miras interesadas de los cocheros.

Otra imprudencia muy peligrosa se comete yendo á pasear al Parque en las primeras horas de la mañana ó en los dias de lluvia. Prescindiendo del peligro ya indicado, hay también el de adquirir un reumatismo que deje muy tristes recuerdos de Marmolejo.

A nadie importa tanto como al Sr. León y Llerena y al médico-director del establecimiento impedir que las imprudencias de unos pocos traigan sobre estas aguas un descrédito de muy funestas consecuencias para todos. El dia que se divulgara que algunos aguanosos (así se llaman aquí los que toman las aguas) se habían marchado con calenturas ó reumatismo, el pánico y la irreflexion se abriría camino, y nadie es capaz de calcular las consecuencias.

La distinguida señora de León y Llerena es en Marmolejo el paño de lágrimas de las clases menesterosas. En el Parque se cultivan las más hermosas flores para venderlas despues, y destinar su producto á sostener un modesto hospital. Obra tan humanitaria no puede menos de alcanzar los sinceros plácemes de todas las personas caritativas” (1).

Rivas Moreno. Marmolejo, a 2 de Mayo de 1895.

ANEXO FOTOGRÁFICO:

Francisco Rivas Moreno (Miguelturra, 1851-Madrid 1935). Fuente: Diario de Miguelturra.com. Foto extraida del artículo “Francisco Rivas Moreno, mucho más que un eximio paisano”. Autor: Rafael Sánchez Espinosa.
 
Eduardo León y Llerena (Málaga 1839-Marmolejo 1900). Fuente: Revista “Blanco y Negro”, número 484, del día 11 de agosto de 1900 en la que se daba cuenta de su fallecimiento en Marmolejo el día cuatro de dicho mes.
Casa de la Administración del Balneario en tiempos de León y Llerena. La fachada de esta casa fue realizada a imitación de “Villa Esperanza”, lugar de veraneo en San Sebastián de la hermana León y Llerena, Pilar, casada con el senador vitalicio Juan García de Torres. Fuente: Revista “Blanco y Negro de 13 de octubre de 1894.
Una calle del Parque. Fuente: Revista “Blanco y Negro” de 13 de octubre de 1894.

El viaducto del balneario. Fuente: Revista “Blanco y Negro” de 13 de octubre de 1894.

Notas:

  • En ambos artículos se ha respetado la ortografía de sus autores.

Fuentes utilizadas:

-”El Noticiero Sevillano”: diario independiente de noticias, avisos y anuncios de Sevilla, fundado por Francisco Peris Mencheta en 1893. Año II, número 539, de 18 de septiembre de 1894.

-”El Correo”, periódico madrileño con tirada desde 1880 a 1914. Año XVI. Varios números: nº 836 de 24 de junio de 1882, nº 941, de 8 de octubre de 1882 y número 5499, del 13 de mayo de 1895.

-Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, de fecha 10 de julio de 1895.

-Boletínes Oficiales de la Provincia de Jaén, de fecha 16 de octubre de 1883, y 16 de julio de 1895.

-Actas Capitulares del Ayuntamiento de Marmolejo, sesión del día 25 de marzo de 1892 y sesión del día 26 de junio de 1892.

-Perales Solís, Manuel: ”Eduardo León y Llerena y el balneario de Marmolejo”, ponencia presentada a la primeras Jornadas de Historia de Marmolejo, actualmente publicado en la web de historia y cultura local “El lugar de Marmolejo”.

-García de Torres León y Llerena, Esperanza: “Memorias de “Villa Esperanza”. Madrid, Imprenta Prensa Española, S.A. Calle Serrano 61. Año de 1945. María de la Esperanza García de Torres fue sobrina carnal de Eduardo León y Llerena, casada con Torcuato Luca de Tena, fundador de la revista “Blanco y Negro” y del diario “ABC”.

-Revista “Blanco y Negro” de 13 de octubre de 1894. Reportaje ilustrado con estampas y viñetas titulado “Viajes de “Blanco y Negro” dedicado a Marmolejo.